Hay muchos tipos de insomnio, se pueden clasificar según su duración (transitorio, a corto plazo y a largo plazo), según su severidad (leve o grave) y según los horarios. Siguiendo el criterio de los horarios encontramos tres tipos diferentes: El inicial que es la dificultad para conciliar el sueño, el intermedio que se trata de sufrir despertares frecuentes durante la noche e insomnio terminal por el que despiertas muy temprano por la mañana.
Dos investigadores, T. Sagalés (Barcelona) y M. M. Ohayon (EEUU), han estudiado la prevalencia del insomnio en la población española. Encuestaron a 4648 sujetos, mayores de 15 años, y resultó que el 25,4% de ellos sufría de insomnio, siendo el insomnio intermedio el más frecuente.
Las causas del insomnio pueden ser varias, van desde la necesidad de ir al baño hasta los malos hábitos alimenticios, pasando por situaciones de estrés bien sea laboral, familiar, económico o sexual, consumo de sustancias excitantes, congestiones nasales, estar expuesto ademasiadas ondas electromagnéticas (que confunden a la glándula pineal), la abstinencia de cualquier sustancia que provoque dependencia (alcohol, tabaco…), hábitos irregulares de sueño (cambios frecuentes en la hora de irse a dormir o de levantarse) o simplemente tener una mente hiperactiva.
Sea la razón que sea, para curar este desorden del sueño es importante entender exactamente qué es lo que lo está causando.
Fuentes:
revista Sleep Medicine.